Las versiones de software antivirus están adquiriendo capacidades de protección cada vez más completas, dirigidas a sistemas operativos como Windows 10 y macOS. Con esto, crece la línea de pensamiento de que pagar por un servicio antivirus ya no es una necesidad. Sin embargo, la decisión no puede basarse en las características que ofrece una versión gratuita, sino en cómo una persona interactúa con el mundo online, y cuánto tiene que perder si su ordenador es hackeado.

Por ello, hemos decidido enumerar algunas de las principales ventajas de pagar por un antivirus.

Más recursos

Quizá sea éste el argumento más importante. Hoy en día, las amenazas de los estafadores y piratas informáticos en línea van mucho más allá de los virus y el malware. A diferencia de la mayoría del software antivirus gratuito, las soluciones de pago suelen ofrecer un conjunto completo de herramientas y funciones en un solo paquete, con una gama de protección mucho más amplia. Estos complementos suelen incluir antiphishing, VPN, antirransonware, seguridad para banca online y gestores de contraseñas. Hay programas para cada una de estas funciones, pero tenerlos todos empaquetados en la misma plataforma facilita la gestión de la seguridad.

Asistencia de guardia

Si tienes un problema con una solución gratuita, estás a merced de las páginas de preguntas frecuentes o los foros de usuarios para encontrar una solución. Esto se debe a que los antivirus gratuitos rara vez incluyen soporte técnico o telefónico, mientras que con las opciones de pago dicho soporte es estándar. En una situación en la que seas víctima de un ataque de ransomware, el retraso en la respuesta puede ser desastroso. Este riesgo disminuye considerablemente si se dispone de un equipo de asistencia.

La mejor cobertura para empresas

Proteger el portátil personal, utilizado para Netflix y las redes sociales, es muy diferente de proteger la máquina utilizada para el trabajo y los negocios. Las amenazas y las necesidades son distintas en cada caso. Así que si diriges una empresa, sea del tamaño que sea, en la que se utiliza más de un ordenador para gestionar negocios, tienes que tener en cuenta distintos niveles de seguridad. Y sólo la versión de pago de un antivirus tendrá el alcance necesario para un sistema de protección eficaz.

Gestión

Los antivirus de pago ofrecerán una gestión centralizada de todos los dispositivos de la empresa, incluidos servidores, estaciones de trabajo y dispositivos móviles como teléfonos móviles y tabletas. Esto da visibilidad al panorama de riesgos de la empresa, lo que acelera la adopción de medidas en caso necesario. Mientras que el programa gratuito es único, diseñado para la máquina personal que se tiene en casa, sin un panel completo para que el departamento de TI de la empresa gestione la protección.

Protección del correo electrónico

El correo electrónico sigue siendo una de las vías preferidas por los estafadores que quieren robar datos mediante virus y troyanos. Basta con hacer clic accidentalmente en una imagen o en enlaces aparentemente inofensivos. Los productos antivirus de primera calidad analizarán automáticamente los mensajes entrantes y los archivos adjuntos, alertándole de archivos sospechosos y amenazas potenciales.

Más eficacia

El software antivirus solía tener mala fama (por cierto, merecida) por ocupar demasiados recursos de las máquinas en las que se ejecutaba. Hoy en día, las soluciones premium tienen un impacto mucho menor en el sistema, funcionando en segundo plano con un mínimo tirón en el rendimiento del ordenador. Y suelen ser mucho más eficaces que las alternativas gratuitas.

Protección de la familia

Internet, por desgracia, no es un lugar que los niños puedan explorar solos de forma segura. Por eso, los programas antivirus suelen incluir algún tipo de función de control parental. La versión de pago probablemente proporcionará una licencia para ejecutar el programa en varias máquinas, a diferencia de las alternativas gratuitas, lo que significa que puede proteger los ordenadores de toda la familia con un solo pago.

Por: Leonardo Camata