En situaciones de crisis, como la vivida con el coronavirus, la tecnología hace posible que empresas de todo el mundo continúen su actividad con acceso remoto para los empleados. Al mismo tiempo, se establece un nuevo reto en la forma tradicional de seguridad de la información. En particular, en lo que respecta a los controles de acceso y la supervisión basados en la tecnología y no en las personas.
Durante la conferencia mundial RSA, celebrada en San Francisco el pasado mes de febrero, el tema principal fue la importancia de aplicar políticas y procesos pensando en las personas y no en las herramientas. Lo cual tiene sentido, ya que el enfoque tradicional, y a menudo restrictivo, ha demostrado ser insuficiente. Porque mantiene a las personas como el mayor vector de amenaza.
Hoy en día las empresas aplican reglas para los dispositivos, como firewall, antivirus, entre otros. Sin embargo, si en la oficina en casa, un hacker roba los datos de un empleado y consigue entrar en el sistema de la empresa con usuario y contraseña para robar información, probablemente no será detectado. Porque el acceso es legítimo.
Sin embargo, cuando pasamos a supervisar a los usuarios, cambiamos el panorama de la gestión de la seguridad de la información. Pasamos entonces a un formato predictivo y proactivo, y el resultado es una forma más realista de aplicar las medidas de protección, que no se limita a las tecnologías y que puede extenderse a los accesos remotos sin ninguna adaptación adicional. Al fin y al cabo, desde el momento en que el centro de los procesos son las personas, éstas llevan consigo estas políticas, independientemente del medio utilizado para acceder a los datos de la empresa.
Esto responde a varias preguntas. Entre ellas una de las principales, que es cómo validar que el usuario que accede al entorno no es un hacker disfrazado. Una protección que tenga en cuenta el factor humano permite realizar un análisis del comportamiento a través de la inteligencia artificial. Y las reglas para este usuario se vuelven restrictivas desde el momento en que detectan un comportamiento anómalo, que es el que provocaría un hacker durante una invasión.
Por eso siempre trabajamos basándonos en human centric, un concepto sin fronteras ya que sirve tanto para entornos on-premises como cloud. Hoy en día, según las encuestas de ISH, el 24% de todos los incidentes de nuestros clientes son causados por personas. Nuestro objetivo es reducir esta estadística. Para que las personas se sientan más protegidas y las empresas sean más productivas.
Por Dirceu Lippi