Acceder a la información, recuperarla y almacenarla debe ser ágil para que las empresas no pierdan tiempo y dinero haciendo negocios. Llevar los datos a la nube es una forma de garantizar esta rapidez. Se trata de correos electrónicos, datos sensibles relativos a acuerdos, documentación relacionada con la inteligencia empresarial. Pero hay un dilema: decidir cómo migrar los datos del entorno de la empresa, más restringido, a la nube.

La cuestión sería más sencilla si no estuviéramos en un mundo que genera datos en un entorno mixto, también llamado nube híbrida. En la práctica, se trata de información corporativa dispersa entre la nube privada, restringida a los usuarios de la empresa, y la nube pública, de proveedores públicos como Microsoft y Google.

El primer reto es cómo gestionar para que los datos se transporten de forma segura, sin que los piratas informáticos tengan acceso. La empresa puede utilizar el concepto de autenticación federada para integrar las autenticaciones del entorno local con la nube. En este caso, se habilita el doble factor de confirmación de identidad, en el que, además del usuario y la contraseña, es necesario informar de una clave de acceso, una contraseña o la huella dactilar. Ligado a esto, es importante configurar un sistema de encriptación, para codificar la información en caso de intento de ataque.

Pero cualquier medida que se tome debe partir de una estrategia que tenga en cuenta la realidad única de la empresa. Solo analizando las operaciones se puede comprender qué protocolo de seguridad es mejor utilizar, qué metodología de autenticación de dos factores es la más adecuada y qué datos deben ir realmente a la nube.

La nube híbrida es una solución que facilita a los responsables la fijación de objetivos en un entorno de servicios virtuales. Para saber cómo hacerlo de forma segura, visite cloud.ish.com.br

Por Thiago Antoniazi